miércoles, 3 de mayo de 2023

Imaginar para avanzar

Encaminar nuestros pensamientos de forma recta, imaginarlos justo a nuestros pies, en frente nuestro.

El primer paso es lo que más asusta, no estoy segura de si es por el hecho de estar en frente a algo más grande de lo que se puede imaginar, o más bien, si lo es porque el camino a lo lejos se va tornando más y más ancho.

Estoy enferma: 
                 lo que podría haber sido lo imagino con tristeza, 
                 y lo que podría llegar a ser me genera ansiedad, frustacion.

Y tal vez con mi edad solo pueda lamentar mi infancia y parte de mi adolescencia, porque mi camino todavía no es. No llega a ser algo tan extenso como para lamentar. Mi madurez o mi tiempo de "querer es poder" es ahora, y será muy duro lamentarlo en la próxima década.

El resfrío me condujo a este lugar, a este momento, momento en el que recito mis pensamientos mientras me aturdo con música, tengo puestos auriculares que tapan mis orejas tan bien que no siento el aire que me rodea.

Sentir que lo que hago frena mi impulso no es más que una idea de que no puedo hacer lo que deseo.
Porque no sé donde empezar, porque me lo impiden mi contexto socioeconómico y emocional.

Las canciones que suelo escuchar duran segundos mientras recito, se me pasan volando.

Imagino y me doy cuenta lo deprimente que es pensar, o mejor dicho, me doy cuenta de que me detuve hace rato a pensar y me deprimo. De los segundos pasé a minutos, y de los minutos a horas. De las horas a días que perdí pensando en lo que no hice, no hago y no haré.

¿Qué hacer? ¿Qué querer?
¿Cómo transformar mis ideas en producciones, productos de los que me sienta orgullosa?
Producir palabras que sean oraciones, que sean notas que se vuelvan cosas reales, que la gente quiera y disfrute absorber, pero no mediante texto sino que mediante video y música. Mediante mi voz y corporalidad espacial que me conforma como humana hoy.

Lo escencial: no abandonar lo recorrido, siempre continuar en movimiento y transformarse.

sábado, 18 de abril de 2020

Elegí quién querés ser

Sos distinta a todos, tu estilo de caminar trata de adaptarse a los pasos de un mundo diferido.
Siempre hubo algo que te torturaba para que logres cambiar las cosas dadas.
Hiciste oídos sordos por mucho tiempo por los prejuicios que te impone la sociedad.
Lograron apagar tu luz, y una vez más, te volviste a esconder.
Pero tenías algo que hacía lucir diferente.
Fuiste reprimida, por cada integrante de tu familia, incluso por gente desconocida.
Nadie logró entender lo que representabas.
Son cerrados, y vos tenés la llave que desbloquea.
Hoy te llaman "exagerada" pero advertiste que los estereotipos matarían la naturaleza de cada individuo. Te dijeron "puta" cuando se veía tu piel. 
"Así vas a provocar a los violadores,
elegí ese color, 
sos mujer,
no tenés fuerza,
comportate,
ya sos mamá, 
vestite  acorde a tu edad, 
ya sos grande,
tenes que depilarte,
usá corpiño,
arreglate,
dejá de llorar maricona, 
sos incapaz",
etc.
Pero vos, sabés a quién escuchar.

lunes, 9 de abril de 2018

Invisibilidad armada

Armas invisibles que deben ser visibles para poder defendernos:

Desde pequeñas recibimos miles de estímulos. Algunos de estos estímulos están programados para determinar como va a ser, en parte,  nuestra percepción de las cosas, nuestros sentimientos, nuestros deseos, nuestros sueños, y nuestras pesadillas. 
La publicidad nos acompaña muy de cerca desde la infancia, y es el principal estímulo del consumo de juegos para niños y niñas, como también de las cosas de adultos y adolescentes. Pedir la cocinita para navidad, maquillarnos y jugar a la mamá son algunos de los resultados de ésta. Son invisibles pero se hacen realidad para forzar una identidad prematura.
Desde allí es desde donde pude comenzar a ver que las mujeres, desde niñas crecemos bajo estímulos machistas.  Luego, en casa, nuestros padres, nuestros compañeros y compañeras en el jardín, o en el colegio, son portadores/as de dichas armas invisibles. Claro que no las portan con intención, pero saben usarlas y sin ser conscientes, nos apuntan y disparan contra todo aquello que no cumpla con el estándar que nos propone la industria cultural. Nos apuntan en la frente y no nos dejan elegir. Podemos crecer y desprendernos de mucho, pero estamos destinadas más a responder a estos estímulos que a elegir con criterio. Así actúa sobre las personas en general nuestra sociedad machista, y logra que nosotras mismas nos vayamos ubicando en la cocina, en el salón de belleza, en pilates, o en donde las mujeres deberían estar cumpliendo con las tareas para mujeres. Claro que esto es igual para los hombres, está muy claro que existen tareas para hombres, y éste es el punto en el que debemos entender que el feminismo busca igualdad y no contrariedad de machismo.

Cuando logramos entender que simplemente por ser mujer no debemos sentirnos madres, modelos de revista, encantadoras, y que ser hombre no implica ser fan del fútbol, insensible, galán, etc. En ese momento, en el que cuestionamos lo que nos dicta el entorno, es cuando el feminismo se hace presente. Cuando logramos ver que no existen colores para  mujer y para hombre, que no hay actividades de nena o de nene, tampoco  puestos de trabajo ni  cortes de pelo.

Cuestionar lo nuevo y lo antiguo, lo normal, porque si es normal algo lo hizo norma. Debemos desnaturalizar y normalizar con más igualdades. Por ello desde el feminismo se cuestiona todo, y se construye una mirada más igualitaria sobre la cual nos podamos sostener todes. Algunas nos sentimos bien con lo que nos debería satisfacer pero lo que nos debemos es la búsqueda de nuestra identidad.

Primer experiencia 8M

¿Cómo llegué a movilizarme ese día? Primero tuve que despojarme de muchos prejuicios...
El ocho de marzo del corriente año fue mi primer participación en la marcha del día internacional de la mujer. 

El año anterior, durante la marcha, estaba en mi casa viendo el noticiero. Mostraban a un periodista que intentaba adentrarse en la multitud femenina, para realizar preguntas a las manifestantes. No sabemos con qué intención se mantenía la toma pero se veía el rechazo que estaba recibiendo el periosdista, en vivo, por parte de algunas mujeres protestantes. En la pantalla de la televisión se podía ver cómo el periodista era empujado por aquellas mujeres. Se hacían tomas en primer plano de los empujones y las caras de desprecio de ellas hacia él. Luego el cronista buscaba a otros hombres en la marcha y les pedía que contaran como también los habían corrido de lugar.

 Al cambiar de canal, buscando otro enfoque de los hechos, aparecieron imágenes en donde las mujeres hacían manifiesto de su desconformidad con el sistema patriarcal. Se veían planos en contra picado de muchachas en al cima de las escaleras de iglesia, escrachando, pintando el establecimientoy colgando el famoso pañuelo verde.  En aquel momento, mi desconcierto fue tan grande que no podía entender que partido tomar ni qué sentido tenía la manifestación de aquellas mujeres. Desde casa viendo la televisión, ajena a la ideología pero no a la problemática que manifestaban, no pude conocer el objetivo de la movilización, y mucho menos apreciar la fuerza que estaban tomando las mujeres.

Esperar que los medios masivos brinden un producto informativo que incentive la crítica personal y colectiva es un error que algunos cometemos. En esa ocasión guiada por el binarismo quería identificar el bien y el mal para ubicar de algún lado a aquellas feministas, no llegué a ninguna conclusión. Simplemente me quedaron sensaciones y emociones provocadas por las imágenes que acababa de ver.

 Ya teniendo en cuenta que los medios no intentaban ni intentan mostrar el reclamo que defienden las mujeres, y que no se empeñan en comunicar los derechos legales que se exigen, junto con lo que implica ver la problemática desde su punto de partida, comencé a buscar medios alternativos. Por medio de algunas feministas conocidas, humoristas y periodistas, logré encontrarle la cara a muchos de los sentimientos de injusticia que venía viviendo. Sin importar hasta dónde llegar, comencé a reflexionar sobre cosas cotidianas, situaciones en mi casa, en la escuela, en la universidad, en mi trabajo, en la calle, desde momentos muy divertidos de mi vida hasta los más incómodos y vergonzosos.

Es difícil cambiar la mirada sobre las cosas,  y ver tu realidad desde el feminismo es doloroso. Duele ver que la sociedad sostiene la idea de mujer hermosa para no dejar ver lo duro que es serlo. Con esto quiero decir que es una contradicción enorme ser mujer, porque por naturaleza no podes hacer cosas como, manejar bien, caminar por la calle sin que te vean como objeto sexual, ser de personalidad fuerte y segura o decir malas palabras, etc. Y todo esto con la afirmación de que somos lo más hermoso y delicado que existe. Y que es una bendición poder dar vida y con esto nuestra sensibilidad innata. Toda esta idea para sostener que estamos programadas para realizar las tareas domésticas, o satisfacer las necesidades de los demás. Además de que no podemos llegar muy lejos, salvo que hagamos las cosas del modo que nos dictan.

 El hecho de buscar información sobre la movilización feminista, escuchar debates, posturas a favor y en contra fue lo que me abrió la cabeza, y me ayudó a formar mi verdadero yo, mi yo feminista. Porque ser feminista es ver la realidad, ir al fondo y desnaturalizar todo tipo de costumbres. Luchar por un destino en el  que podamos elegir qué hacer con nuestras vidas  y no lo que se nos impone.

  En conclusión, ver la opresión que recibimos por ser mujeres me llevó a manifestarme. Pensé, este año no la miro por tv, este año la vivo a flor de piel!

Imaginar para avanzar

Encaminar nuestros pensamientos de forma recta, imaginarlos justo a nuestros pies, en frente nuestro. El primer paso es lo que más asusta, n...